Era viernes, última clase antes del recreo, y el sol parecía llamar a los niños para que salieran a jugar. Casi era la hora del descanso y los compañeros de clase de Álex estaban impacientes y se movían, nerviosos, en sus sillas. A algunos incluso les rugían las tripas, pero Álex no se movía y escuchaba atentamente al profesor sin despegar los ojos de él. Estaba hablando de dinosaurios, así que ¿cómo iba a distraerse por una cosa tan insignificante como el recreo?
—...entonces, al final del Cretácico, gran parte de los dinosaurios se extinguieron —dijo el Sr. Trenton, justo antes de que sonara el timbre que ponía punto y final a la clase.
—¡Hace 66 millones de años! Eso es mucho tiempo —se sorprendió Álex mientras guardaba su estuche en la mochila.
Los demás ya habían salido corriendo, pero él seguía cautivado por el mundo de los dinosaurios.
—¡Ojalá tuviera una máquina del tiempo!
—Sería impresionante, ¿no? —le dijo el Sr. Trenton—. Pero, gracias a los científicos y paleontólogos, hoy podemos saber muchas cosas de los dinosaurios. ¿Sabes que los primeros fósiles de dinosaurio se encontraron en Inglaterra hace solo unos siglos? Pertenecían al género Megalosaurus, el primero que se describió en el ámbito científico.
—Cuando sea mayor, voy a descubrir fósiles de dinosaurio —murmuró Álex, y le sonrió al profesor mientras salía de la clase.
Buscó a sus amigos para comerse el bocadillo con ellos, pero tenía la cabeza en otra parte. Después del recreo, fue corriendo a la biblioteca para sacar más libros sobre dinosaurios. Álex tenía muchas ganas de que fuera ya por la tarde porque le había prometido a su hermana pequeña, Tina, que irían a jugar al parque. ¡Y jugarían a los dinosaurios, claro!
—Álex, ¿vamos ya al…