Hace más de mil años, existÃa en Chile una tribu llamada mapuche. VivÃan en largas y serpenteantes cuevas que las grandes inundaciones habÃan formado. Aún no sabÃan lo que era el fuego y vivÃan principalmente de las frutas que encontraban en la naturaleza.
Cuando mataban un animal, se comÃan su carne cruda, porque sin fuego no tenÃan medios para asarla o cocinarla. Esta carne era chiclosa, fibrosa y nada sabrosa. Por eso preferÃan comer frutas como bayas silvestres, pequeños frutos secos o plantas que eran más rápidas de comer que la carne.
Los mapuches siempre se levantaban con las primeras luces de la mañana para tener tiempo suficiente de hacer todo el trabajo del dÃa, antes de que cayera la noche. Sin fuego, el sol era su única fuente de luz. Siempre pasaban las noches escondidos en la seguridad de sus cuevas hasta la mañana siguiente. Cualquier sonido del exterior los asustaba porque no podÃan ver de dónde procedÃa, ni hablar de que algunas noches hacÃa bastante frÃo.
Una noche frÃa de cielo despejado, un joven cazador llamado Caleu se quedó fuera de la cueva porque no podÃa conciliar el sueño. HabÃa dado vueltas y vueltas en su cama, pero no estaba cansado. De repente, vio caer del cielo una estrella fugaz seguida de una larga cola de chispas.
La estrella cayó en un valle cercano y el valle se iluminó inmediatamente con una luz cegadora. Caleu estaba realmente asustado, ¡nunca habÃa visto nada igual en toda su vida! El joven corrió rápidamente a su cueva y se quedó allà escondido hasta el amanecer, temblando como un flan envuelto en su manta.
Cuando llegó el dÃa siguiente, Caleu no le contó a nadie lo que habÃa pasado la noche anterior. No querÃa asustar a toda la tribu.…