Mio, el elefantito, iba todos los dÃas a la escuela. Le gustaba mucho ir porque le interesaba absolutamente todo. Durante las clases, levantaba sus enormes orejas, ya que le encantaba ejercitarlas. Hoy, su profesora, la señora Evans, habÃa preparado un juego de adivinanzas para la clase.
— Tenemos mucho trabajo que hacer en la clase de ciencias de hoy —dijo la profesora sonriendo—. Tenemos que asignar el animal correcto a los sonidos de animales grabados que oÃmos. ¿Estáis listos para empezar?— Mio y los niños asintieron con entusiasmo, y la señora Evans presionó el botón del reproductor para presentar la primera adivinanza. En cuanto los niños oyeron el sonido, que era un rugido muy familiar, todos gritaron el nombre del animal, hablando los unos sobre los otros.
— ¡Un león, es un león! —dijo Carl, sintiéndose orgulloso de sà mismo.
— Efectivamente —dijo la profesora—. ¿Y sabÃan que el rugido de un león puede oÃrse hasta a ocho kilómetros de distancia? Es cierto, aunque la mayor parte del tiempo los leones se limitan a holgazanear: ¡en realidad descansan hasta 20 horas al dÃa!
— Probablemente bostezan más que lo que rugen —dijo uno de los niños, riendo.
— Ahora, vamos con otra —anunció la Sra. Evans, presionando el botón de reproducción para el siguiente sonido de animal.
— ¡Es un mono! —gritó Alice—. Hmmm... ¿Un orangután, tal vez? ¿O un chimpancé?
— SÃ, un chimpancé, el pariente animal más cercano del hombre. Bien hecho, Alice. ¿Y qué animal tenemos a continuación?
— ¡Una serpiente! —gritaron todos al unÃsono.
— Bien, ese es el sonido de una serpiente siseando. ¿Pueden adivinar qué tipo de serpiente es? Les daré una pista: es el tipo de serpiente más larga del mundo —informó la profesora.
— ¿Una…