La araña Oskar se despertó, bostezó y empezó a estirar las patas.
TenÃa que prepararse, ¡el concurso era hoy! Lo habÃa leÃdo en el periódico: "Concurso a la mejor red" y sabÃa que tenÃa que intentarlo. Asà que habÃa estado practicando duro las últimas dos semanas... La emoción y los nervios eran muy intensos, ¿cuántas arañas asistirÃan?
Esperaba que no llegara la araña más grande, la araña de la corteza, porque entonces Oskar probablemente no tendrÃa ninguna posibilidad de ganar. Asà que preparó su mochila y se dirigió a la ciudad a primera hora de la mañana.
Cuando por fin llegó al lugar donde se celebraba el concurso, se sorprendió mucho. HabÃa muchos participantes, ¡pero no vio ni una sola araña! Una abuela sostenÃa dos largos palos, al parecer llamados agujas. Estaba desenrollando lana de una especie de madeja y tejiendo y tejiendo... y tejiendo redes...
La abuela estaba utilizando la lana para tejer una red para las compras, para naranjas, pan o leche. Pero Oskar no entendÃa. Le molestaba mucho —¡Las arañas no necesitan ninguna herramienta para tejer! Espero que el jurado se dé cuenta. —Miró a su alrededor y siguió juzgando.
El siguiente concursante era un pescador. Estaba sentado en una silla y tejÃa una red de pesca con hilo de seda. De nuevo Oskar se sintió frustrado. —A esa red se le escaparÃan todas las moscas.
El tercer concursante estaba sentado frente a una computadora. Daba golpecitos, golpecitos y configuraba su red de Internet. Esta vez, Oskar no podÃa con la rabia —¿Una red invisible? ¡Jamás lo imaginarÃa! ¿Esto no era un concurso de redes? —Asà que Oskar decidió que ahora mostrarÃa a todo el mundo cómo se hace una red de verdad. Encontró el mejor sitio en la esquina, se…