Hoy, justo al terminar el dÃa, visitaremos una granja llena de animales. Ya está casi toda en sombra y el sol resplandeciente se empieza a esconder en el horizonte.
La brisa implacable sopla por los prados cercanos y acaricia la hierba y las flores, que se mecen al mismo ritmo y lentamente cierran sus pétalos. Incluso los grillos dejan de cantar por hoy y anuncian que ya es hora de dar las buenas noches a los animales de la granja.
Miremos dentro del granero. Hay una vaca marrón y blanca con unos ojos marrones enormes y un cencerro al cuello. AcarÃciale suavemente la cabeza. Mira cómo estira el cuerpo y luego busca el lugar más cómodo para bostezar una última vez antes de dormir. En poco tiempo, cerrará los ojos soñolientos, y nosotros apagaremos la vela de un soplido y nos iremos para que duerma bien.
Los patos del estanque también se preparan para dormir. Se limpian y acicalan las plumas a conciencia para poder esconder la cabeza tranquilamente debajo de sus alas ya limpias. Las apacibles olas que se forman en la superficie del agua los acunan suavemente. Siempre duermen mejor cuando hay alguna pequeña olita. Mira, parece que ya se rinden al sueño.
Nosotros también nos iremos a dormir pronto, pero antes visitemos a los cerditos. Los cuatro están ya acurrucados unos junto a los otros y roncan felizmente. Seguro soñarán con lo bien que la pasan retozando en el barro con sus amigos.
Apaguemos la luz aquà también para que duerman mejor. Cuando sea hora de levantarse, el calor del sol entrará por la ventana, les hará cosquillas en sus hocicos rosados y los despertará para vivir un nuevo dÃa.
¡Mira! Hay tres chivos traviesos que duermen cerca de ellos. Hoy estuvieron todo el dÃa brincando en el campo, pero ya es hora de acostarse para tener aún más energÃa mañana.
Por suerte, comienza a llover con fuerza y los chivos encuentran un hueco calentito y cómodo en la paja fresca. Uno a uno, se quedan dormidos con el agradable sonido de la lluvia sobre el tejado de hojalata. Apaguemos la luz y dejémosles dormir, ¿sÃ?
La tranquilidad del silencio ha caÃdo sobre la alegre y ruidosa granja. La fina lluvia sigue repicando suavemente sobre el suelo mojado. Seguro que nosotros también dormiremos plácidamente. Las flores de los prados ya cerraron sus pétalos y duermen cubiertas por gotas de lluvia.
Hace rato que el ternero también duerme profundamente. Los patos nadan un momento hacia los altos juncos para protegerse de la lluvia, pero las suaves olas del estanque pronto hacen que vuelvan a dormirse.
Seguro que los cerditos también están teniendo un bonito sueño, porque los cuatro emiten felizmente un ligero guarrido: oinc, oinc. Los chivos sueñan con saltar muy alto en el prado y hacer nuevos descubrimientos en las colinas. Es lo primero que harán mañana.
Y ahora por fin es el momento de que nosotros nos metamos en la cama, cerremos los ojos y escuchemos el agradable golpeteo de la lluvia, que nos da las buenas noches y nos desea dulces sueños. Dulces sueños para ti también, querida lluvia.