Pavol Dobsinsky
María y los doce meses
Este cuento clásico trata de la victoria del bien sobre el mal. Cuando la malvada madrastra envía a María al bosque a recoger violetas y fresas, los doce meses la ayudan con sus poderes sobrenaturales.
Este es un cuento sobre un niño llamado Jack que un día sale a buscar fortuna. Por el camino conoce a cinco amigos-animales que le acompañan en su camino. Pronto encuentran una casa vieja donde viven los ladrones. Gracias a su ingenio e integridad, echan a los bandoleros de la casa, consiguiendo así no sólo un sitio donde dormir, sino también todo el botín que los aterrorizados ladrones abandonan allí forzosamente.
Un día, un joven llamado Jack decidió ir en busca de fortuna. Metió algo de comida en su talega y partió hacia el ancho mundo.
Al poco tiempo de iniciar su camino se encontró con un gato. Y el gato le preguntó: —¿Adónde vas, Jack?
—Voy a buscar fortuna. Ven conmigo, lo vamos a pasar bien juntos —le sugirió.
El gato aceptó, y así se fueron los dos.
Pronto se encontraron con un perro. Y el perro les preguntó: —¿Adónde vais?
—Vamos a buscar fortuna. ¿Vienes con nosotros? Juntos lo vamos a pasar todavía mejor —le sugirieron.
El perro se unió a ellos, y ya continuaron los tres en el camino.
Más adelante se cruzaron con una cabra. —¿Adónde vais vosotros tres? —preguntó la cabra, toda curiosa.
—Vamos a buscar fortuna. ¿Nos quieres acompañar? —preguntaron Jack, el gato y el perro.
La cabra aceptó, y así, ya eran cuatro caminando juntos.
Un poco más adelante se toparon con un toro. Este también se les unió sin dudarlo y siguieron ya los cinco juntos.
Al final del sendero vieron un gallo. Le dijeron que iban a buscar fortuna y también le invitaron a unirse a la cuadrilla. El gallo se alegró y se unió a ellos, pues no tenía nada mejor o más interesante que hacer en ese momento. La búsqueda de fortuna, por tanto, le pareció una excelente idea.
Poco a poco se iba oscureciendo el cielo, hacía tiempo que el sol se había puesto. Estaban empezando a pensar en dónde podrían pasar la noche, cuando, de repente, una especie de casa apareció frente a ellos.
—¡A callar todos! Voy a averiguar lo que se cuece ahí dentro —dijo Jack a los compañeros, que permanecieron quietos en su sitio.
Jack se acercó cautelosamente…