HabÃa un niño travieso que iba a la guarderÃa con otros niños del mismo barrio. Se portaba mal constantemente, les quitaba los juguetes a los demás niños, no los dejaba en paz y molestaba a todos. Lo raro es que cuando estaba solo, parecÃa un angelito. Le gustaba hojear libros con ilustraciones, ver dibujos animados de animales, y no le gustaba cuando alguien les hacÃa daño.
—En serio, cuando está en casa, es muy amable y responsable. Ordena su habitación, pone los platos en el fregadero… —defendÃa la madre a su hijo ante la maestra en la guarderÃa.
—No me lo creo. AquÃ, en la guarderÃa, parece como si todos los demonios estuvieran viviendo dentro de él. Tira los juguetes, saca la lengua, incluso me la saca a mÃ. No sé, no sé... —la maestra no daba crédito a lo que decÃa la madre del niño travieso.
Sin embargo, la madre creÃa todo lo que decÃa la maestra, porque a menudo veÃa a su hijo pequeño hacer daño a otros niños en el patio de recreo.
Lo que nadie sabÃa, es que dentro del niño, cerca de su corazón, vivÃa un diablillo y su mayor diversión consistÃa en molestar y pinchar al pequeño con su horquilla.
Pasaba más o menos asÃ:
El niño llegaba a la guarderÃa por la mañana, muy tranquilo y contento. Pero de repente, ¡tris, tras! Y ya tenÃa ganas de hacer alguna travesura. SentÃa envidia por los juguetes de los niños, todo le molestaba y no podÃa quedarse quieto ni un momento. El diablillo pinchaba el corazón del niño y no habÃa manera de pararle.
Aparte del diablillo, dentro del niño también vivÃa un angelito que estaba allà para protegerle de la mala influencia del diablillo. Pero el niño no oÃa al…