¿Conoces a alguien que tenga la nariz llena de pecas? ¿O eres tú quien tiene pecas en las mejillas? En este cuento descubrirás cuál es la historia de las pecas y de dónde vienen.
Érase una vez un matrimonio real que vivÃa en un castillo. Se querÃan mucho, tenÃan riqueza, pero a pesar de ello, no eran del todo felices. Anhelaban tener un hijo que, por desgracia, no se les habÃa concedido. Los años pasaban y la infeliz pareja poco a poco dejó de salir del castillo para no tener que ver a las contentas familias con niños gritando y correteando. Mandaron cerrar los portones del castillo y corrieron las pesadas cortinas para que ni siquiera un rayo de sol pudiera asomarse dentro. Con el tiempo empezaron a tener miedo del mundo entero.
Un dÃa oyeron como alguien daba golpes con la aldaba en la puerta principal. Ante la puerta habÃa una anciana encorvada que llevaba una cesta en la mano y suplicaba: —Noble señor, compre fresas a esta pobre anciana. No se arrepentirá, créame. Mire qué hermosas son, rojas y besadas por el sol.
El hombre dudó un instante. Aunque tenÃa buen corazón, temÃa todo lo que no conocÃa. Nunca habÃa visto fresas. Las examinó de cerca: eran pequeñas, rojas y como salpicadas de semillas de color ocre. HabÃa algo que no le convencÃa en ellas.
Estaba a punto de volver a cerrar el portón cuando la anciana le dijo: —Sé lo que le preocupa, señor. Tome, aunque sea solo una fresa y se acabarán todas sus preocupaciones, ya verá.
La imagen de su bella y amable esposa llorando todas las noches porque aún no se les habÃa concedido tener su anhelada familia pasó ante los ojos del hombre. Además, sintió pena por la…