Érase una vez tres cerditos llamados Paco, Pepe y Pipe. Paco era el mayor y el más responsable de los tres. Sus padres le habÃan inculcado cuidar de sus hermanos, que podÃan pasar todo el dÃa jugando en la pradera despreocupadamente. Por supuesto que a Paco también le gustaba jugar, pero en ocasiones también tenÃa que hacer algunas tareas de adulto.
Desde pequeño, Paco tenÃa una mancha negra alrededor de su ojo izquierdo, por lo que Pepe y Pipe siempre se burlaban de él. Le preguntaban si habÃa olvidado lavarse por la mañana, porque su ojo se veÃa sucio. Paco siempre se enfadaba, porque ponÃa empeño en asearse adecuadamente para dar un buen ejemplo a sus hermanos pequeños.
Paco también era muy sabio y le gustaba dar lecciones a sus hermanos. Pepe y Pipe odiaban las lecciones de su hermano, asà que cuando no tenÃan ánimos de escuchar sus sermones, empezaban a reÃrse y a señalar la mancha de Paco. Esto por lo general terminaba en una agitada persecución, que era exactamente lo que Pepe y Pipe querÃan. Ya que Paco era más pesado, sus hermanos podÃan correr más rápido que él y cuando los perseguÃa podÃan escuchar sus ruidosas pisadas tras ellos.
Pepe, el hermano mediano, era un poco travieso. Le gustaba inventar juegos y aventuras de los que hacÃa cómplice a Pipe. Odiaba los deberes y no disfrutaba aprender, por lo que solÃa preguntarse si realmente necesitaba convertirse en adulto. Le costaba mucho trabajo obedecer a su hermano mayor y a sus padres, quienes a menudo no sabÃan qué hacer con él. Pepe sabÃa que debÃa escuchar a sus mayores y hacer exactamente lo que le decÃan, pero a veces una nueva aventura era tan divertida que ¡no podÃa perdérsela!
Pipe, el menor, no era…