En una aldea de China, hay una leyenda antiquÃsima que dice que las personas que tienen nombres muy largos disfrutarán de una vida larga y feliz. Siempre que nacÃa una criatura en la aldea, los padres dedicaban mucho tiempo a pensar en los nombres más largos que pudieran imaginar para que su descendencia prosperara. ParecÃa una competencia entre familias en la que todo el mundo intentaba asegurar la suerte de su linaje.
Un dÃa, una de las mujeres de la aldea dio a luz a un niño muy sano y fuerte y decidió darle el nombre más largo que hubiera habido nunca. Durante tres dÃas y tres noches, pensó en qué nombre podrÃa darle. No hizo otra cosa que pensar y pensar, ¡ni siquiera durmió!
Estaba exhausta, pero al fin se le ocurrió un nombre larguÃsimo y, con el último ápice de fuerza que le quedaba, reunió a toda su familia para poder comunicarles el nombre.
—Se llamará Zhong… —comenzó a susurrar justo antes de desmayarse de cansancio y no volver a despertar jamás.
Todos lamentaron y lloraron su muerte. Por desgracia, nunca supieron cuál era el nombre que querÃa darle a su hijo y, tras una larga charla, la familia decidió que mantendrÃan el nombre que su madre habÃa elegido, por lo que, a partir de ese momento, el niño se llamó Zhong.
Unos años después, el padre de Zhong volvió a casarse y no pasó mucho tiempo hasta que la pareja anunció que esperaba otro bebé. La nueva madre también creÃa que un nombre largo le brindarÃa una vida larga y feliz a su descendencia, por lo que, poco después de que su hijo naciera, siguió los pasos de la madre de Zhong y pasó tres dÃas y tres noches sin comer ni dormir. La mujer…