Cuento finlandés
El viejo granjero y los estafadores
Engañar no compensa y eso es lo que aprenden los dos estafadores de la historia. Aunque engañan al viejo granjero, éste les da una buena lección.
Érase una vez un pobre
Sin embargo, el terrateniente seguÃa exigiendo un alquiler muy
Un dÃa, cuando llegó la hora de pagar el alquiler y al granjero no le sobraba ni una moneda, envió a su hijo a pedirle al terrateniente un poco más de
—Hijo —le dijo—, haz lo que puedas. Quizá esta vez atienda a razones — El hijo fue a suplicar al terrateniente, pero éste, avaricioso y egoÃsta, no le hizo ni caso.
—Dile a tu perezoso padre que pueden empaquetar las pocas baratijas que poseen y marcharse —dijo el avaro—. ¡Si no pueden pagar mi alquiler, no pueden quedarse en mis tierras! ¡Ja! ¡Menudo descaro! — Y cerró la
El hijo estaba angustiado y, con la cabeza
—¿Por qué estás tan triste, muchacho? —le preguntó con amabilidad, y el chico le contó entre lágrimas todo lo del campo, el dinero del alquiler y el horrible terrateniente que les iba a echar de su casa, probablemente en cuestión de dÃas.
—No estés triste, muchacho. Yo te ayudaré —dijo el anciano con dulzura—. Si vienes a…