Pavol Dobsinsky
MarÃa y los doce meses
Este cuento clásico trata de la victoria del bien sobre el mal. Cuando la malvada madrastra envÃa a MarÃa al bosque a recoger violetas y fresas, los doce meses la ayudan con sus poderes sobrenaturales.
Érase una vez un rico comerciante y sus tres hijas, que eran muy diferentes entre sÃ. A menudo, el mercader viajaba a tierras muy lejanas, surcando mares y océanos, para comprar artÃculos de lo más variopinto. Un dÃa, estaba preparándose para uno de sus viajes cuando fue a despedirse de su familia antes de partir.
—Queridas hijas mÃas, ¿qué queréis que os traiga de mi viaje? Decidme, ¿qué es lo que os harÃa más feliz? —preguntó.
Sus dos hijas mayores lo tenÃan muy claro. Una de ellas le pidió que le trajera un hermoso y caro vestido de raso. La otra querÃa un anillo de oro con incrustaciones de piedras preciosas, de rubÃes y zafiros. Solo la hija menor, que rara vez abrÃa la boca, permaneció en silencio sin pedir nada.
—¿Y qué puedo traerte a ti, pequeña? —preguntó su padre.
—Papá, lo único que quiero es que regreses sano y salvo a casa. Eso me harÃa más feliz que nada en el mundo —le respondió, mientras lo abrazaba.
El hombre, no conforme con el deseo de su hija, le dijo que no se marcharÃa hasta que le pidiera un regalo.
—Está bien, entonces tráeme tres rosas en un solo tallo, si por casualidad te cruzas con alguna durante tu travesÃa. ¡Ver tanta belleza me harÃa muy feliz!
Sus hermanas se rieron de ella. ¿Cómo podÃa querer una cosa tan inútil? En cualquier caso, mientras ellas consiguieran sus regalos, les daba igual lo que su hermana menor quisiera. Su padre les prometió a las tres que regresarÃa con lo que le habÃan pedido: el vestido, el anillo y las tres rosas en un mismo tallo. Tras despedirse con tristeza de sus hijas, el hombre puso rumbo a su destino surcando los mares.
Una vez que se hizo…